El coaching está de moda. Se trata de una nueva manera de afrontar nuestro crecimiento personal, emocional o profesional. Pero, sabemos en qué consiste realmente. La tendencia que se ha generado en torno a este tipo de tratamiento ha dado lugar a un boom de su uso incorrecto o a la ligera: ni todo aprendizaje es coaching ni lo puede hacer cualquiera. ¿Quieres conocer lo qué es de verdad?
El coaching se basa en un tratamiento o terapia psicológica enfocada al autodescubrimiento y crecimiento del paciente. Supone que un profesional formado en este área acompaña y asesora a una persona en un camino de evolución personal con el fin de lograr unos objetivos y ser feliz, para lo cuál no sólo le aconsejará sino que recomendará dinámicas y acciones concretas para alcanzar la meta física y emocional que suponen esos objetivos.
Así un entrenador o un mero profesor no hace coaching con sus alumnos, ni un psiquiatra ni un jefe motivador tampoco. Si que es cierto que su base parte del mundo laboral y se centra mucho en la motivación cómo herramienta básica, pero también trata de analizar y superar obstáculos específicos y gestionar problemas usando las propias herramientas, recursos y habilidades de cada persona o mediante el control de sus emociones y su inteligencia innata. No lo hace en un plano teórico sino que impone o sugiere prácticas. De ahí que venga del inglés ‘entrenar’.
Asimismo no cómo una terapia mas convencional, se requiere una confianza especial entre ‘entrenador’ (coach) y ‘entrenado’ (coachee), una relación más cercana y más empática que la de un especialista normal. En este proceso es fundamental observar al individuo, hacerle tomar conciencia de sus actos erróneos y de sus deseos latentes, hacerle tomar decisiones respecto a esos objetivos y actuar avanzando hacia ellos. Para ello se habrá de conocer las potencialidades y las equivocaciones o bloqueos del sujeto o coachee con el fin de que maneje su crecimiento de la manera más efectiva hacia la consecución de su fin.
Para qué toda esta terapia funcione hay que fomentar el optimismo, la autoestima, el pensamiento lateral y el bienestar emocional, aunque éste mismo puede ser ya nuestro objetivo. Este sistema puede enfocarse a un sinfín de logros, tanto laborales como más ‘sentimentales’ o más sencillos como el dejar de fumar, o el empezar a hacer ejercicio. Es una de las maneras de cumplir algunos de los propósitos que nos hemos marcado este nuevo año, aunque supone contactar con un profesional certificado.
Imagen| David Castillo Dominici
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