Los alimentos tienen nutrientes naturales que se alteran al ser cocinados, a veces para bien y a veces para mal. La dieta crudífera propone comer todo crudo o cocinado a temperaturas mínimas (a menos de 48º), aunque claro está se trata de una opción exclusiva para vegetarianos y no para todos los ‘vegetales’. Evidentemente hay muchos alimentos como carnes y pescados que deben ser tratados antes de su ingesta, y excepto el caso del sushi (donde hay que ser muy rigurosos con la calidad y frescura del pescado), como mínimo estarán macerados, salmuerados o ahumados antes de su consumo. Sin embargo, si que existen ciertos tipos de comida que siempre es mejor comer cruda.
Entre los alimentos que siempre debemos comer crudos hay clásicos evidentes como la fruta: al hervirla destruimos, para empezar, la vitamina C. Si existen reticencias ante ellas, cocinarlas en postres o combinadas con carnes, pastas y arroces es una manera de evitar ‘la exclusión’ de la dieta, pero sus cualidades se reducirán mucho. La fruta es mejor comerla sin tratar, de hecho es mejor incluso tomarla sin añadirle nada: es decir que aniquilamos parte de sus beneficios si les echamos un kilo de azúcar (ya que tendrán que compensar los efectos nocivos de este polvo blanco tan artificial) o lo sumergimos en leche o chocolate. En el caso de combinarlo con un lácteo, porque lo convertimos en un cóctel bastante indigesto.
Entre las verduras y hortalizas la cebolla y el ajo son mejores fresquitas. Para quienes no tengan un estómago delicado la mejor opción es usarlos como condimento fresco: al freírlas o cocerlas se destruyen las enzimas naturales que poseen. La cebolla tiene una llamada glucoquinina que ayuda a regular el nivel de glucosa en sangre (un aliado perfecto para diabéticos) y el ajo la alicina. Además, a pesar de la creencia común, son más dificiles de digerir cocinados ya que se inactivan las enzimas digestivas que van con ellos.
El brocoli y el berro también son más sanos directamente al plato, aunque desafortunadamente son mucho menos sabrosos. En este caso los podemos combinar en ensaladas en pequeñas cantidades para que sea más ameno su consumo. De esta manera conservan enzimas que son maravillosas, ya que entre sus propiedades son anticancerígenas.
otros alimentos que conviene tomar crudos para sacarles el mayor partido son los pimientos, especialmente los rojos, así que arriba con las vinagretas y ensaladas coloridas. Asimismo los frutos secos son más saludables sin tostar (la almendra conservará toda su fuente de calcio) y así como ciertas semillas muy ricas para la salud como son las de lino o las de sésamo.
Al comer estos productos al natural hay que tener en cuenta que nunca hay que tomarlos sin haberlos lavado bien y que hay que masticarlos con tranquilidad. Por otro lado, es un error pensar que los vegetales siempre son mejores crudos: Las berenjenas, habas y patatas pueden ser incluso venenosas sin nos las ‘damos fuego’ y otras como el tomate, la zanahoria, espárragos, espinacas o champiñones, liberan sus nutrientes con el calor.
Imagen| Suat Eman
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