Llega el mal tiempo, y con él los virus comienzan a campar a sus anchas. Los cambios de temperatura bruscos dejan nuestras defensas fuera de juego el tiempo justo para que nos contagiamos. Especialmente los más débiles, jóvenes y ancianos, o los que más expuestos están cada día a los contagios (como el personal sanitario).
¿La solución? Acudir a tu centro médico para recibir una vacuna contra la gripe.
La ventaja es obvia. Un único pinchazo, y dos semanas después seremos inmune al virus de la gripe. Al menos durante un año, hasta que sus continuas mutaciones hagan recomendable una segunda vacuna.
Hay que tener en cuenta que no todos son aptos para vacunarse. Los menores de seis meses no deben recibirla, ya que el peligro es mayor que el beneficio.
Por contra, las mujeres embarazadas sí que pueden recibirla. Aquí tienes más información.
Algunos opinan que los posibles efectos secundarios compensan el beneficio. No estamos de acuerdo. Es cierto que la vacuna peude provocar inflamación leve en la zona de la inyección, o incluso algú proceso febril. Sin embargo, son muy pocos los casos que presentan estos síntomas. El virus se inyecta ya inactivo, por lo que es imposible que derive en un cotnagio de la enfermedad.
Por contra, nos libramos de una enfermedad que puede llevar a trastornos más serios cuando el infectado es un bebé o un anciano.
No obstante, y como con cualquier vacuna, llegar al momento de la misma en el mejor estado posible minimiza cualquier riesgo de efecto secundario. Recordra que la gripe es una enfermedad que mata, de forma directa o indirecta a miles de personas al año en nuestro país. El riesgo de incubar una gripe severa es mayor que el de cualquier posible eefcto secundario de la vacuna.
Así que daos prisa. Mientras antes, más protegidos estaréis.
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