Lo primero que hay que saber es que la artritis psoriásica es una enfermedad que afecta mayoritariamente a las personas que padecen psoriasis. Dicho esto, es interesante saber que entre los pacientes con psoriasis activa existe una prevalencia del 10% en la aparición de artritis psoriásica.
La psoriasis y la artritis psoriásica
Es aconsejable aclarar que cuando existe presencia de psoriasis las células cutáneas de las zonas afectadas se reproducen cada 3 o 6 días, es decir, a una velocidad mayor a la habitual (unos 28 días aproximadamente). Estas células se acumulan y aparecen unas placas enrojecidas, engrosadas y escamosas en la piel.
Por su parte, la artritis psoriásica es una enfermedad que implica la inflamación de las articulaciones por un fallo del sistema inmunológico. Tanto en la psoriasis como en la artritis psoriásica, el origen exacto se desconoce, pero se sabe que existe un fuerte factor genético y en ambos casos se dan una causa común: un fallo del sistema inmune del paciente.
Artritis psoriásica y artritis reumatoide
En ocasiones, puede confundirse la artritis psoriásica con la artritis reumatoide. En este sentido, conviene diferenciar algunos aspectos clave:
El médico diagnosticará la enfermedad en base a análisis, exploración del paciente y pruebas radiológicas (radiografía, resonancia magnética, ecografía o tomografía). Con esta información, podrá descartar la artritis reumatoide y confirmar la artritis psoriásica.
Algunos de los síntomas más frecuentes en la artritis psoriásica son: dolor e inflamación en una o varias articulaciones, hinchazón en los dedos de las manos y/o pies (dactilitis), dolor en la parte baja de la espalda o en los glúteos, rigidez, depresiones diminutas en las uñas de los dedos de las manos y los pies o incluso desprendimiento de las mismas.
Lo imprescindible es realizar un diagnóstico precoz por parte del médico especialista para poder tratar la enfermedad y así evitar daños irreversibles.
