Copas menstruales

Copa menstrual

La menstruación es un proceso que las mujeres pasamos cada mes a lo largo de nuestra vida fértil, una época que puede durar unos 40 años, razón por la cuál han surgido diversas maneras de sobrellevarla. Para hacer frente al periodo se pueden utilizar compresas, tampones, y lo que hoy nos ocupa, copas menstruales. ¿Las habéis usado alguna vez?

Las copas menstruales son, como su nombre indica, unas copas o cacitos en forma de flor con un rabito, hechas en silicona que se introducen en la vagina para recoger la sangre del periodo. Se parece bastante a un diafragma pero su funcionamiento es inverso y es menos blando para aguantar el peso flujo menstrual. Debe cambiarse cada 4-6 horas, en función del sangrado: se vacía y se lava con agua tibia y jabón o si estás fuera de casa, vale con aclararla con agua o con toallitas especiales. (Si os da un poco de asco la parte del vaciado en realidad apenas hay que cogerla con dos dedos y es fácil de lavar) Y cuando termina ese ciclo se hierve para limpiarla a fondo con agua o con agua y un esterilizante.  A diferencia de las compresas y tampones no absorbe, sólo recoge y luego el liquido se desecha.

Entre las ventajas de la copa, deducibles de lo dicho, destacan:

  • Es ecológica, ya que no generamos tantos residuos y ninguno de ellos es no-degradable.
  • Es económica, ya que con tener una o dos nos vale, no se trata de una compra continuada. No cuesta mucho dinero y se puede comprar online. Eso sí, tampoco es eterna: al ser de uso interno conviene cambiarla cada par de año, ya que además no es costosa.
  • Es fácil de poner, como el tampón o el diafragma.
  • Es más aseptica, higiénica e hipoalergénica ya que la silicona es inerte e invulnerable a los gérmenes, así que no genera alergias, ni infecciones y no lleva asociado el síndrome del shoc tóxico como el tampón. Cuando adquiráis una aseguraos que no están fabricadas en otro material: todavía hay algunas de látex pero no son recomendables. Existen de poliétileno y de plásticos médicos, así confirmad que están certificadas sus cualidades.
  • Es absolutamente discreta: nadie sabrá que la llevas y la puedes usar con cualquier tipo de ropa interior.

No obstante, a veces hay que acostumbrarse a ponerla bien, ya que si no está en su sitio puede molestar o moverse. Según su colocación y forma hay dos tipos: en forma de campana, que es la más común, y en forma de diafragma. La primera se coloca en la parte baja de la vagina. Hay doblarla y abrirla cuando está introducida y generará un efecto de succión que impedirá que se mueva. Para extraerlo se tira del extremo o rabito hacia abajo. La segunda se coloca por encima del cervix y se quita tirando del borde hacia abajo con cuidado.

Dentro de las de campana podemos optar una marca u otra aunque todas son más o menos iguales: podéis encontrar unas con el rabito más largo, o una especie de anilla en su lugar; algunas que se pliegan para guardarse compactas o para adaptarse a diferentes medidas o capacidades o tipos con durezas varias del material para sensibilidades de los músculos de la vagina.

Imagen|ladycup

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