El ajenjo, esa planta extremadamente amarga que es utilizada por el ser humano desde tiempos muy remotos. Las propiedades esta planta son muchas, aunque deben ser aprovechadas con cautela y moderación, ya que en algunos casos su aplicación podría resultar tóxica.
Una de sus propiedades más utilizadas es la de ser un perfecto tónico para problemas gástricos. Ayuda a una buena digestión, mejorando la forma en que el organismo absorbe los nutrientes la alimentación. Es un muy buen diurético, que ayuda a desintoxicar el hígado y los riñones al estimular notoriamente la secreción biliar. Esto también previene cálculos y actúa como laxante, estimulando la micción.
Tiene propiedades antiparasitarias y antisépticas, que se han utilizado a lo largo de la historia en forma de cataplasmas para curar heridas menores o superficiales. También se puede aplicar como remedio para matar parásitos en el intestino.
Sus ramas frescas pueden ponerse debajo de la cama, en ventanas, mesas, escritorios o armarios para espantar insectos, especialmente polillas. Se puede diluir su esencia en agua y atomizar las plantas con esta solución para evitar plagas.
También funciona como emenagogo, relajando el útero. Esto se recomienda para mujeres con ciclos irregulares o dificultades para vaciar el útero; por lo que de ninguna forma se debería administrar esta planta en embarazadas.
Tampoco habría que ofrecer esta planta a los niños; y se recomienda no seguir un tratamiento en base al ajenjo durante más de ocho o nueve días.