Psicología Navideña

Psicología Navideña

En principio, las Navidades se consideran fechas entrañables para disfrutar de la familia y el buen comer; pero para algunas personas constituyen más bien un motivo de apatía tal vez relacionado con algunas carencias. A ese respecto, cierto es que la Navidad genera en muchos de nosotros un estado carencial, similar a una fatiga ocasional, que puede afectar el estado de ánimo y la salud en general durante esos días…

Pues bien, hoy me he permitido la licencia de convertirme en psicóloga particular y he optado por diseñar un tratamiento exclusivo para combatir esa nostalgia navideña que deja sin motivación a muchos, cuyo bienestar parece resentirse considerablemente con las luces de los abetos, el mazapán y los villancicos.

Verdaderamente, aquellos que hayan perdido a seres queridos, los que lidien con la soledad o quienes estén afrontando momentos difíciles en general pueden registrar ciertas molestias, dolores de cabeza, falta de apetito o incluso cansancio y falta de fuerzas. Síndrome de la Navidad sin Sentido podría ser la afección, si se opta por bautizar a todos los síntomas anteriores… Sin embargo, todo esto podría tener una solución, de ahí que se sugiera el tratamiento detallado a continuación.

El tratamiento mencionado incluye varios tipos de medicación, que se puede combinar entre sí (sin efectos secundarios) o bien funcionar como remedio por separado:

  1. Para que la Navidad adquiera cierto sentido, un tratamiento que suele funcionar es realizar alguna labor de voluntariado. De ese modo, todos los “enfermos y afectados” pueden o podemos descubrir que somos afortunados, lo cual no hará sino elevar nuestro ánimo. Además, con esta labor se consigue proporcionar ayuda y apoyo a quienes también lo necesitan, con el consiguiente beneficio mutuo que ello reporta. Ayudaremos a los que lo necesitan y a nosotros mismos…
  2. Igualmente, un fármaco infalible para la apatía y la desazón es la risa. En ese sentido, nos vendrá bien un rato diario de risa compartida con aquellos que nos rodean, tanto si pertenecen a nuestra familia como si no. De igual forma, también conviene una ingesta diaria de carcajada ruidosa que se desencadene al reírse de uno mismo… Es más, el famoso día de los inocentes nos prestará una ocasión indiscutible para las bromas, no sólo como artífices sino también como gustosos receptores.
  3. Un tercer remedio habitual en estos casos es un viaje; justo el que se ha postergado durante tanto tiempo y nos llena de ilusión. De hecho, de lo que se trata es de romper con la rutina y disfrutar de detalles nuevos y emocionantes. Además, los paisajes y el cambio de ambiente invitan a acoger lo positivo.
  4. Finalmente, conviene completar el tratamiento con una inyección de energía positiva obtenida de un mundo que nos ofrece muchas posibilidades: cine, teatro, museos, pintura, lectura, deportes, encuentros, cursos, amigos, proyectos, deseos, niños, aficiones,…

Ahora sí, Feliz Navidad.

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