Cuando la Navidad se trasforma en una pesadilla para nuestra salud

En esta época de celebraciones donde todo gira alrededor de la mesa, la comida cobra la importancia que en muchos casos, no la tiene durante el resto del año.

Cuidar nuestra salud mediante una buena calidad de nutrición, queda un poco de lado en Navidad y Año Nuevo, sobre todo para quienes nos atrae degustar cuanto alimento pasa por la mesa, y reposa en la heladera.

Pero todo tiene un límite, y no es lo mismo excederse en las fiestas probando y comiendo de todo, a comérselo todo descontroladamente. Aquí es donde te quiero llevar para que te enteres del sufrimiento por el que pasan algunas personas que tal vez como tú, o como alguien que conoces, pasan en esta época de fiesta en que los dulces y alimentos específicos están por todos lados. Y es que falta que coloquen chocolates y budines en el Baño. Así una no se puede mantener en la comida dietética. Entonces, imagínate lo que sufren las personas que padecen el trastorno denominado Comedores Compulsivos.

Comedores-Compulsivos

“Ojos que no ven, corazón que no siente”, es lo que dice una persona con el trastorno alimenticio que te mencioné; pero ahora todo lo ve y las ganas de pegarse tremendos atracones le persigue todo el día.

En este sentido, la Navidad y otras festividades terminan siendo una verdadera pesadilla que les acarrea más que felicidad y armonía, unos trastornos de salud que deben mantener a raya.

Comer compulsivamente, difiere de los atracones esporádicos que sufrimos los mortales en general. Cabe señalar, que para esta problemática ya hay centros de salud que les ofrecen tratamientos adecuados, para mí, este trastorno es una adicción más, de las tantas que podemos sufrir los seres humanos cuando el desequilibrio toma el mayor porcentaje de tu vida, de la mía y de la de otros.

Por eso mi querida lectora, te aconsejo que siempre que te sientas o te veas en situaciones que no puedas resolver por tus propios medios, pidas ayuda sin culpas.

Por último, cuéntame que te ha parecido el artículo, y si tienes alguna anécdota o consejos para el resto de las lectoras, no te reprimas. Todos aprendemos de nuestras experiencias y de la de los demás.

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