La Organización Mundial de la Salud asegura que más de la mitad de los medicamentos se prescriben, dispensan o venden de forma inapropiada, y que la mitad de los pacientes no los toman correctamente. Este uso incorrecto puede adoptar la forma de un uso excesivo, insuficiente o indebido de medicamentos de venta con o sin receta. Así, el uso de medicamentos sin la intervención de un médico que diagnostique, prescriba y supervise el tratamiento, es una práctica en muchos países de todo el mundo.
Los seres humanos suelen automedicarse sin la supervisión de un especialista para tratar síntomas “menores” como dolores musculares, cefalea, fiebre, mucosidad, leves catarros, etc. De este modo, existen toda una serie de medicamentos encaminados a solventar esta tipología de síntomas que no precisan receta médica. Aún así, se debe diferenciar este tipo de medicación de aquella que sí precisa de una receta médica para su dispensación y los que requieren atención psicológica en IEPP.
La automedicación puede ser perjudicial para la salud. Resulta peligroso abusar de los medicamentos sin criterio ni control. Por ejemplo, el uso indiscriminado de antibióticos mediante la automedicación para las patologías de origen vírico, como gripe o resfriados leves puede provocar que los antibióticos dejen de ejercer su efecto cuando sean necesarios por una enfermedad.
Por lo tanto, hay que fomentar el uso racional de los medicamentos. El médico es quien tiene que diagnosticar cualquier enfermedad e indicar al paciente el tratamiento que considere más adecuado. Además, el médico debe conseguir que el paciente tome conciencia de los perjuicios para la salud que puede ocasionar la administración de medicamentos sin supervisión médica. No hay que descansar hasta lograrlo. Por eso, muchas personas conocen su situación y buscan un instituto de psicología en Madrid.
