La flexibilidad es la única cualidad que se pierde a partir del día de nacimiento si no la entrenamos nunca. Si te fijas, todos los bebés son flexibles y a medida que van cumpliendo años, si no trabajan la flexibilidad, se vuelven rígidos y sus movimientos se limitan.
Si seguimos un programa de estiramientos adecuado, aunque sólo lo realicemos unos minutos al día, nuestra calidad de vida mejorará al notar algunos de sus beneficios, como:
– Aumento en la amplitud de movimiento de las articulaciones, eliminando dolores crónicos en muñecas y rodillas, además de problemas posturales y los dolores de espalda y hombros.
– Mejora la postura, al liberar de tensión a los músculos que están acortados por no utilizarlos, los estiramientos nos permitirán restablecer toda la función neuromuscular devolviéndole al músculo su tono adecuado y su capacidad de contracción.
– Reduce la tensión muscular, evitando las contracturas al realizar algún movimiento brusco. También previene la aparición de artrosis y hernias discales.
– Incrementa la circulación, puesto que cuando estiras reduces la contracción local sobre los capilares, restableciéndose el flujo sanguíneo y eliminando las toxinas que se encuentran en la sangre.
– Previene lesiones, al no estar la musculatura atrofiada, evitamos que las fibras puedan romperse por efecto de tracción cuando se la solicita para que se alargue en movimientos determinados.
– Mejora la coordinación y permite ejecutar movimientos más fluidos, mucho más espontáneos y reduciremos los movimientos lentos y torpes.
– Aumenta la agilidad, como consecuencia de la mejora de la coordinación, y nos permitirá movernos libremente y con mayor seguridad.
